domingo, 14 de diciembre de 2008

Diario de Pharaun (II)

Podría decirse que ésta es la primera misión en la que salimos más allá de las puertas de la ciudad, tras un año y medio desde que me uní a mis actuales compañeros. Vigilar casas, recaudar dinero o simplemente hacer de guardaespaldas no me parecía nada trascendente. Por fin saldremos de este infecto agujero y conoceremos mundo.

Un comerciante llamado Bezun, quiere que protejamos sus dos caravanas en un largo viaje. A su vez va escoltado por dos humanos de taimado aspecto. En ningún momento se nos ha comunicado el contenido del convoy, lo que ha hecho que Oliver meta sus narices debajo de la carreta para curiosear. Le pillé fisgoneando mientras hacia la guardia nocturna. Como sé que no iba a escucharme simplemente continué con la guardia, y le dejé hacer. Siendo sincero, yo tambien sentía curiosidad por el cargamento, pues a Bezun se le veía muy nervioso.

Miré al resto del grupo que dormía. ¡Maldito Eltman! Siempre consigue escaquearse de las guardias para seguir durmiendo. Un día se va despertar con una oreja menos… Pensando en lo divertido de mi ocurrencia, me acerqué demasiado a la linde del bosque sin darme cuenta, y fue cuando me sobresaltó un sonido. Un Pero la noche aún no había terminado, ni mucho menos. Apareció de la nada un Mediano con dos escoltas (por su aspecto, parecian clerigos de Gond, al igual que Tamark), y en un abrir y cerrar de ojos dejaron fuera de juego a Bezun y sus guardaespaldas. Óliver consiguió colarse entre uno de los desconocidos asaltantes y le clavó la daga en la pierna. ¡Se la quitó y se la devolvió como si nada! pequeño grupo de trasgos nos atacó, y grité a mis compañeros para que despertaran. Conseguí fulminar a uno de ellos y dormir a otro mientras se abalanzaba sobre mí. Pero el muy maldito me atravesó el hombro con su lanza, y tras cogerme de la herida me desvanecí. Mis compañeros debieron matar al resto, pues me desperté al calor de una hoguera. Tamark me atendió todo el tiempo y es algo que agradezco, aunque hubiera jurado que mi herida no era tan fea cuando me la hicieron. ¿Qué habrá pasado mientras estuve inconsciente...?



Tras un rato de suspense y preocupación (estaba totalmente extenuado), se nos reveló la identidad de los atacantes. El mediano se llamaba Ublin, y nos explico que Bezun había robado una reliquia del templo de Gond. En vez de castigarnos por acompañar al supuesto ladrón, nos ofreció trabajo: Escoltarle hasta Melvont, muchos kilómetros al norte. Aceptamos, y cuando íbamos a emprender el camino, nos teletransportó a todos. Nos pagó y nos dijo que ya nos llamaría para más misiones. ¿Es que nadie se dio cuenta de que no nos necesitaba para nada? Podría haber hecho el viaje solo. Creo que hay algo importante detrás de todo esto, así que en ese momento callé y acepte el dinero. Mis atolondrados compañeros ni protestaron. ¿Que se puede esperar de un clérigo que ha sido convencido por sus hermanos de fe, o por un mediano al que le apasiona el oro fácil? Del resto del grupo, ni siquiera comprendo sus motivaciones. De este modo nos hospedamos y esperamos los encargos de nuestro nuevo "patrón".

Intuyo que la verdadera aventura no hecho más que comenzar…

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